
La
violencia de género ha sido y sigue siendo un delito invisible, oculto en
demasiadas ocasiones. Todavía queda mucho por hacer. Aunque son cada vez más
las mujeres que se atreven a denunciar la situación, el número de mujeres que
callan sigue siendo elevado.
Desde
aquí, mi pequeño homenaje a todas las víctimas y mis respetos y solidaridad con
todas aquellas personas, mujeres y hombres, que luchan contra esta lacra
social.