Clase de matemáticas
LA EDUCACIÓN QUE QUIERE EL MINISTRO WERT y EL PP.
Pilarin,
la tonta.
“Resultado:
pues ningún caramelo y Pilarin es tonta”. Eso, o algo parecido, fue lo que puse
en la libreta; y me castigaron. Dos palmetazos
y sin ir a comer a mi casa; por culpa de la tal Pilarin, la niña esa.
Que
yo pensé que lo mismo me había equivocado. Pero no; repasé con los dedos, y no.
A ver: 2 caramelos que dio a su hermanita, más 1 caramelo que dio a su primito,
suman 3 caramelos. Y si tenía 3 caramelos y dio 3 caramelos, pues no le quedó
ningún caramelo a Pilarin; y era más
tonta que Abundio, que vendió el coche
para comprar gasolina. Porque si hubiera dado uno a cada uno, le hubiese
quedado otro a ella; y eso , pues estaba bien y era lo que había que hacer
cuando tú tenía tres caramelos, tu hermanita y tu primito ninguno, y ellos se
enteraban y se lo decían a tu madre, los
puñeteros. Pero el problema no decía nada de eso, que a lo mejor es que
faltaban datos.
El
Ruiz me dijo que lo mismo que Pilarin era diabética (…), y que no podía tomar
dulce porque se moriría. Pero se veía que eso no podía ser, porque entonces en
el problema pondría: “Un asesino da tres caramelos a una niña diabética que se llama Pilarin…”
Lo
más seguro es que se tratara de una niña abnegada, de esas de las lecturas, que
la madre está muy enferma y eso. A lo mejor hasta tenía un paralis en una pierna, la Pilarin.
Texto del libro “El Florido PENSIL – memoria de la
escuela nacionalcatolica” de Andrés Sopeña.
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Clase de RELIGIÓN
LA EDUCACIÓN QUE QUIERE EL MINISTRO WERT y EL PP.
Le
temíamos a la clase de catecismo más que a una vara verde. Menos Fernandito y
Torrecillas, raro era el que no salía con la cara caliente. Es que no podía ser
de otra manera, porque, a ver; Dios es nuestro Padre, que está en el Cielo,
¿no? Y estaba bien: lo decías, y te librabas. Pero después don Simón te
preguntaba: “¿Dónde está Dios nuestro padre?” y tú: “pues, en el Cielo”. Y
¡Plas! Tortazo. Que ya no estaba allí, hombre; que ahora era “En todo lugar, por esencia, presencia y
potencia”, fíjate. Y, de nuevo: “¿Por qué decís que está en los cielos?” y tú:
“ No, si ya no lo digo; es que me he equivocado” y ¡Plas!, otra vez, que había
vuelto: “Porque en ellos se manifiesta más particularmente su gloria”, aclaraba
Fernandito.
Como
en los dioses, que no me lo había estudiado, pero que lo saqué por matemáticas:
P:
¿El padre es Dios? – le preguntaron a Fernandito, que seguro sabia del padre de
quien hablaban….
R.:
Si, padre, el padre es Dios – para mí, primera noticia.
P-:
¿El hijo es Dios? – ésta era para Torrecillas –
R.:
Si, padre, el Hijo es Dios
P.:
¿El espíritu Santo es Dios?
R.:
Si, padre; el espíritu Santo es Dios – respondió Ruiz, que ya le había cogido
el truco a aquello.
P.:¿Son,
por ventura, tres dioses?
-
Tres, exactamente – respondí yo, que había llevado la cuenta. ¡Y me dio una
torta!
(….)
P.:
¿Veis que sea Dios trino y uno, o cómo es Cristo Dios y hombre?
R.:
No; pero créelo más que si lo viese
Después
de contemplar el guantazo que me había llevado, el Sánchez Peinado creía ya
hasta en que las vacas volaran, si menester fuera.
Texto del libro “El Florido PENSIL – memoria de la
escuela nacionalcatolica” de Andrés Sopeña.
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OTRA CLASE de
matemáticas (Adolfo y Emilio)
LA EDUCACIÓN QUE QUIERE EL MINISTRO WERT y EL PP.
Adolfo y Emilio también me cayeron gordos enseguida.
Fue por lo del 73
Ejercicio
73. Tomar muchas piedrecitas y con ellas formar montones de 1, 2, 3 o más
decenas.
Y
a mí, pues me parecía una tontería muy grande. No me iba a tirar toda la tarde
cogiendo piedrecitas, en vez de jugar. Y luego, los amigos:
^¿Qué
haces?
^
Aquí, con las piedras,
^¿por
qué?
^Son
decenas
No
veas el cachondeo. Y a pique de que me pusieran “el decenas” o el “piedras”
para el resto de mis días.
Y
a mi casa tampoco podía ir. Los bolsillos y la cartera llenos de piedras,
menuda se iba a poner mi madre:
^
Dios mío cómo me viene!!! ¿pero que traes ahí?
^
Piedras
^¿Piedras?
¡Este niño no está bien de la cabeza! ¿Tú quieres acabar conmigo? ¿Es que no se
te va a ocurrir nunca nada bueno?
^Son
deberes. Tengo que contarlas
^
¡ Tonta! ¡Encima me tomas por tonta! Anda, tira para la calle y suelta esa
porquería…¡ Que purgatorio de chiquillo!
Y,
por una vez, mi madre habría tenido razón.
Pero
Adolfo y Emilio, a lo que parece no tenían amigos o eran huérfanos
Problema
82.- “Adolfo tenía muchas piedrecitas y las fue disponiendo en grupos de diez.
Habiendo resultado 4 grupos ¿Cuántas tenia?
Problema
84.- “Emilio dispuso sus piedrecitas en grupos de 10 resultaron 3 grupos y
sobraron 7 piedrecitas ¿Cuántas tenia?
Yo
puse 40 uno y 37 el otro; ya ves tú la tontería, que no tardé ni media hora en
resolverlos. Astutamente, me callé que me parecían unos pánfilos y no me
castigaron. Pero la cosa, la veía venir, se podía poner mucho peor cuando
llegáramos a las centenas y los millares; no veas “Recoge muchas piedrecitas y
agrúpalas en montañas de mil …”
El
maestro decía que el saber no ocupa lugar, y que todo lo que estudiáramos ahora
nos seria de utilidad el día de mañana, cuando fuésemos hombres de provecho.
Pero yo comenté en casa que de mayor nunca seria contador de piedras, y a todos
les pareció bien.
Texto del libro “El Florido PENSIL – memoria de la
escuela nacionalcatolica” de Andrés Sopeña.