Aquesta es l’escola
que vol el Partit Popular, el
ministre Wert:
LA ESCUELA NACIONALCATOLICA,
L’ESCOLA DEL MINIESTRE WERT
EL FLORIDO PENSIL (Andrés Sopeña Monsalve)
PILARIN, LA TONTA.
“Resultado:
pues ningún caramelo, y Pilarin es tonta. “ Eso, o algo parecido, fue lo que
puse en la libreta; y me castigaron. Dos palmetazos y sin comer a mi casa; por
culpa de la tal Pilarín, la niña esa.
Que
yo pensé que lo mismo me había equivocado. Pero no; repasé con los dedos, y no.
A ver: 2 caramelos que dio a su hermanita, más 1 caramelo que dio a su primito,
suman 3 caramelos. Y si tenía 3 caramelos y dio 3 caramelos, pues no le quedó
ningún caramelo a Pilarín; y era más tonta que Abundio, que vendió el coche
para comprar gasolina. Porque si hubiera dado uno a cada uno, le habría quedado
otro a ella; y eso , pues está bien y era lo que había que hacer cuando tú tenía
tres caramelos , tu hermanita y tu primito ninguno, y ellos se enteraban y se
lo decían a tu madre, los puñeteros. Pero el problema no decía nada de eso, a
que a lo mejor le faltaban datos.
El
Ruiz me dijo que lo mismo Pilarin era diabética, como su tía, la del Ruiz, y
que no podía tomar dulce porque se moriría. Pero se veía que eso no podía ser,
porque entonces en el problema pondría “ Un asesino da tres caramelos a una niña diabética que se llama Pilarin …”
Lo
más seguro es que se tratara de una niña abnegada, de esas de las lecturas, que
la madres está enferma y eso. A lo mejor hasta tenía un paralís en una pierna,
la Pilarin.
Adolfo
y Emilio también me cayeron gordos enseguida. Fue por lo del 73:
“Ejercicio 73. Tomar muchas piedrecitas y con
ellas formar montones de 1, 2, 3 o más decenas”
Y a mí, aquello, pues me parecía una tontería muy grande. No me iba a tirar
toda la tarde cogiendo piedras, en vez de jugar. Y luego los amigos:
·
¿Qué
haces?
·
Aquí ,
con las piedras
·
¿Por
qué?
·
Son
decenas
No veas el cachondeo. Y a pique de que me pusieran el decenas o el piedras
para el resto de mis días.
Y a mi casa tampoco podía ir. Los bolsillos y la cartera llenos de piedras,
menuda se iba a poner mi madre:
·
¡Dios
mío cómo viene! ¿Pero qué traes ahí?
·
Piedras
·
¿Piedras?
¡Este niño no está bien de la cabeza! ¿tú quieres acabar conmigo? ¿Es que no se
te va a ocurrir nunca nada bueno?
·
Son
deberes. Tengo que contarlas
·
¡Tonta!
¡Encima me tomas por tonta! Anda, tira para la calle y suelta toda esa
porquería… ¡Que purgatorio de chiquillo!
Y, por una vez, mi madre habría tenido razón
Pero Adolfo y Emilio, a lo que parece, no tenían amigos; o eran huérfanos.
“82. Adolfo tenía muchas piedrecitas y las fue
disponiendo en grupos de diez. Habiendo resultado 4 grupos ¿Cuántas tenia?
“84. Emilio dispuso sus piedrecitas en grupos
de 10. Resultaron 3 grupos y sobraron 7 piedrecitas ¿Cuántas tenia?
Yo puse que 40 uno y 37 el otro, ya ves tú la tontería, que no tardé ni
media hora en resolverlo. Astutamente, me callé que me parecían unos pánfilos y
no me castigaron. Pero la cosa, lo veía venir, se podía poner mucho peor cuando
llegáramos a las centenas y lo millares; no veas “Recoge muchas piedrecitas y
agrúpalas en montañas de mil … “
El maestro decía que el saber no ocupa lugar, y que todo lo que
estudiáramos ahora nos seria de utilidad el día de mañana, cuando fuésemos
hombres de provecho. Pero yo comenté en casa que de mayor nunca sería contador
de piedras, y a todos les pareció muy bien.
( ….)
Y otro día que no me castigaron fue cuando todos los niños de la clase
estaban equivocados menos yo, y a todos les daba de respuesta “18.292 pares”, y
a mí: “imposible, por los huevos de abajo”, Y el maestro me preguntó que de que
huevos hablaba, y en vez de darme un palmetazo, cogió el libro y leyó el
problema, y le dio la risa:
“74.- En un cesto hay 36.584 huevos ¿Cuantos
pares de huevos contiene?
Y luego me pidió que explicara mi respuesta, pero que me esperara un
momento que iba a llamar a su hermano, que era el maestro de los mayores, y que
no quería ni un ruido, y que Torrecillas apuntara a quien hablara. Y cuando volvió,
pues yo expliqué que treinta y seis mil quinientos ochenta y cuatro eran una barbaridad de huevos y que no se podrían
juntar tantos, y que cómo era el cesto. Además, todos los de abajo, los huevos,
estarían aplastados y chorrearía por todas partes y quién iba a llevar un cesto
tan enorme poniéndose perdido, que sí la tonta de Pilarin.
LA CLASE DE CATECISMO.
Le temíamos a la clase de catecismo más que a una vara verde. Menos
Fernandito y Torrecillas, raro era el que no salía con la cara caliente. Es que
no podía ser de otra manera, porque, a ver: Dios es nuestro Padre, que está en
el Cielo ¿no? Y estaba bien; lo decías y te librabas. Pero después don Simón te
preguntaba: “ ¿Dónde está Dios nuestro Padre? Y tú: “Pues en el Cielo”. Y
¡Plas! Tortazo. Que ya no estaba allí, hombre; que ahora era “En todo lugar,
por esencia, presencia y potencia”, fíjate. Y de nuevo: “ Por qué decís que
está en los cielos? Y tú: “No, sí ya no lo digo; es que me he equivocado” y
¡Plas!, otra vez, que había vuelto: “Porque en ellos se manifiesta más
particularmente su gloria”, aclaraba Fernandito.
Como en los dioses, que no me había estudiado, pero que lo saqué por matemáticas.
·
P: ¿El
padre es Dios? – le preguntaron a Fernandito, que seguro que sabía del padre de
quien hablaba…
·
R: Sí,
padre, el Padre es Dios – para mí, primera noticia.
·
P: ¿El
hijo es Dios?- ésta era para Torrecillas.
·
R: Sí,
padre, el hijo es Dios
·
P: ¿El Espíritu
Santo es Dios?
·
R: Sí,
padre, el Espíritu Santo es Dios -
respondió el Ruiz, que ya le había cogido el truquillo a aquello.
·
P:
¿Son, por ventura, tres dioses?
·
- Tres,
exactamente – respondí yo, que había llevado la cuenta. ¡Y me dio una torta!
( … )
·
P: ¿Veis
vos que sea Dios trino y uno, o como es Cristo Dios y hombre?
·
R: No,
pero créelo más que si lo viese.
Después de contemplar el guantazo que me había llevado, el Sánchez Peinado
creía ya hasta en que las vacas volaran, si menester fuera.
Ni LOMCE, ni
retallades.
En defensa de
l’escola pública de qualitat catalana i en català.