No es fácil decir unas palabras en un momento como este. El duelo por un ser querido no es un camino fácil pero si no fuera así dejaría de tener sentido toda nuestra existencia, nuestra vida.
Cada pueblo es singular. Cada pueblo tiene cosas que los hacen únicos: edificios, calles, tradiciones, fiestas. y algunos pueblos, como el nuestro, también tienen personas que son únicas y que dan singularidad al pueblo. Juan, Juanito era una de esas personas, siempre la hemos visto, siempre ha estado en la Bodega Cañas, con su carrito cargado, atento a todo y a todos…
Si, Juan, Juanito, siempre ha estado en la calle Industria. Una calle que hace unos años cambio urbanísticamente y todos nos hemos acostumbrado a ese cambio, parece que siempre fue así, ya no nos acordamos de como era antes. Ahora la calle Industria sí que cambiara de verdad, y sí que será imposible olvidarnos de como era antes. La calle Industria no será la misma sin Juan, sin Juanito.
Juan, Juanito, ya nació siendo una persona especial, diferente, única, él lo sabía. Hombre listo, era consciente de ello y fue capaz de darle la vuelta a aquello que podía ser negativo y convertirlo en su potencial.
Trabajador como nadie, cualidades muchas, comerciante el mejor. Si Juan, Juanito, no era capaz de venderte la “oferta de la semana” os aseguro que no hay comerciante en el mundo que fuera capaz de hacerlo... Pero su mayor virtud, su mayor éxito en la vida no fue ser capaz de vender los dulces de Iznájar a los que no le gustaban los dulces, o el embutido a los vegetarianos… Su mayor éxito es que se ganó el corazón, el cariño de todos nosotros. Su mayor éxito fue el hacer especial la calle Industria y, también, Canovelles.
Hoy le decimos adiós para siempre, aunque siempre lo recordaremos. Hoy nos sentimos dichosos por los momentos compartidos con él. Cada uno de nosotros tendrá sus recuerdos, sus vivencias. Las mías son muchas “¿vamos bien? Me preguntaba. Alcalde espabila que la gente está enfadada ¿Vas a hacer pisos?, tenía cierta obsesión con que se hicieran pisos.
Durante las obras de la calle Industria se autonombro Arquitecto y siguió las obras mejor que yo haciéndome dudar incluso de que cogerían las dos direcciones de los coches. Cabezón, como se le metiera una cosa en la cabeza tenías que acabar dándole la razón si querías sobrevivir… ¿estaba bueno el jamón que se llevó ayer la Andrea? Me preguntaba. Sí que estaba bueno, pero aunque hubiese estado malo ¿Quién le decía lo contrario?.
Hoy lloramos la pérdida de nuestro Juan, Juanito, sin lamentarnos y la sufrimos sin sentirnos culpables. Satisfechos de haberle conocido.
Ahora pasare a leer un pequeño poema. Os pido por un momento que penséis que estas palabras que os dirigiré las pronuncia Juanito y no yo.
“No te pares al lado de mi tumba y solloces.
No estoy ahí, no duermo.
Soy un millar de vientos que soplan
y sostienen las alas de los pájaros.
Soy el destello del diamante sobre la nieve.
Soy el reflejo de la luz sobre el grano maduro.
Soy la semilla y la lluvia benévola de otoño,
cuando despiertas en la quietud de la mañana.
Soy la suave brisa repentina que juega con tu pelo.
Soy las estrellas que brillan en la noche.
No te pares al lado de mi tumba y solloces.
No estoy ahí, no he muerto.“
Descansa en paz Juanito.
José Orive Vélez
Alcalde de Canovelles